Transcribimos aquí la entrevista que fue publicada en la web del Centro Takiwasi de Perú, el pasado 20 de Marzo de 2007, por su interés y como humilde tributo y reconocimiento a una mujer sabia, ROSA GIOVE, querida amiga, que desarrolla una enorme labor en pro de la Medicina Tradicional Amazónica.
Una médica detrás de los secretos del amazonas
Por Silvina Molina | 20.3.2007
La mujer del amazonas siembra y enseña sus conocimientos sobre plantas medicinales a sus hijos y preferentemente a sus hijas. La médica peruana Rosa Giove investiga hace 28 años las potencialidades de esas plantas. Detrás de la etnomedicina amazónica, invisibilizada por el discurso médico tradicional, hay una medicina que “está viva”, dice.
En la ciudad de Tarapoto, en plena Amazonia peruana, la médica cirujana Rosa Giove, educada en la universidad de Lima, descubrió hace 28 años que la medicina tradicional amazónica “es una forma de curar vigente y efectiva”. Ese descubrimiento la incentivó a buscar el por qué y a dedicar su labor a encontrar puntos de contacto entre la medicina moderna y la tradicional, “para enriquecer la práctica médica habitual”.
Giove reconoce que sigue aprendiendo, “sobre todo de las mujeres que son las principales transmisoras orales de estos conocimientos ancestrales”.
La médica distribuye su tiempo entre un consultorio en la ciudad donde la mayoría de las pacientes son mujeres y su actividad de investigación en el Centro Takiwasi, “soñado e impulsado por Jacques Mabit, quien ahora es mi esposo”, dice ella. Giove y el galeno francés, que fue uno de los creadores de Médicos Sin Frontera, dirigen este lugar que ayuda a la recuperación de personas con problemas de adicción utilizando ayahuasca y otros métodos relacionados con prácticas ancestrales de la zona.
Cuando se le pide que explique la diferencia entre la práctica médica tradicional y la occidental, Giove es contundente al afirmar que “la gran diferencia es que la medicina tradicional considera al ser humano en su aspecto espiritual, y el sistema médico oficial hasta se avergüenza de hablar de espiritualidad, es antropocéntrico y para poder llegar a la enfermedad hay que prácticamente disecar a la persona, hay que compartimentarla, separar todo”.
Y agrega: “estamos hablando de dos sistemas que buscan lo mismo: la salud de las personas, pero uno es un sistema hegemónico que tiene preponderancia, que es el oficial, y el otro es el sistema tradicional que muchas personas utilizan como primer paso para su curación. En el caso de Perú, por las condiciones socioeconómicas, para muchas personas es la única forma para curarse”.
Medicina para el cuerpo y el alma.
Cuando la doctora Giove habla de medicina tradicional amazónica (mta) se preocupa de que quede claro que no se trata sólo “de las plantas o recursos curativos, sino también de los procedimientos y conocimientos subyacentes”. Además de destacar que el aspecto de prevención está presente en esta medicina, advierte que además, “tenemos otro aspecto que es la curación de males que no son sólo físicos sino emocionales y/o espirituales, siendo este último campo donde encontramos la mayor divergencia con la medicina moderna que no considera este aspecto. También se encaja dentro de la cosmovisión, de la forma de pensar de las culturas tradicionales, para las cuales la enfermedad es un estado de ruptura de armonía del ser con su entorno”.
-¿Es distinta a la medicina alternativa?
-La característica de la medicina tradicional es que se transmite en forma oral, se usa a través de las generaciones, por lo menos en tres. Ahora hay un debate abierto porque se está usando en sitios no originarios, en otros contextos, entonces ahí hablamos de medicinas alternativas o complementarias.
-¿Una medicina es mejor que la otra?
-No, hay un desbalance que hay que arreglar, porque se asume que la medicina tradicional es para gente excluida, es invisible. Pero esta medicina está viva, sobre todo en Perú, donde tenemos medicina amazónica, andina, de la zona de la costa. No es una sola, hay muchos recursos, una biodiversidad que muchos países nos envidiarían, pero no sabemos sacarle provecho. Las ventajas las sacan otros países, que le ponen patente a nuestros medicamentos y nos los venden a alto costo.
– Usted trabaja en su consulta fundamentalmente con mujeres campesinas que traen el conocimiento sobre la medicina tradicional ¿Cómo es la relación con las pacientes?
-Intento articular la medicina tradicional con la medicina moderna en la medida que el cuadro clínico de la paciente me lo permita. No utilizo estos recursos sólo con mujeres sino con todos los pacientes que vienen, aunque es mayor el número de mujeres consultantes que varones y niños. San Martín (NdR: departamento donde se encuentra la ciudad de Tarapoto) es una región eminentemente rural y por eso aún cuando las personas procedan de la ciudad tienen raíces rurales y conocen mucho acerca de medicina tradicional que es el primer recurso curativo que se tiene en el campo. Actualmente la migración ha determinado que a la medicina tradicional amazónica se integren, en alguna medida, conocimientos y recursos de medicina tradicional de otras partes del país como la andina y la costeña.
-¿La medicina tradicional amazónica se utiliza para tratar todas las dolencias?
-Principalmente el tratamiento utilizado obedece al patrón epidemiológico de la región. Tenemos aquí prevalencia de enfermedades respiratorias y gastrointestinales, incluidas las parasitosis; enfermedades dermatológicas, metaxenicas y problemas ginecológicos. En estos y otros casos más específicos como diabetes, infecciones urinarias, impotencia sexual, por dar algunos ejemplos, se utiliza medicina tradicional. El reto para quienes intentamos articular ambos sistemas de curación es comparar su eficacia y eficiencia según cada cuadro clínico.
-¿La mujer es transmisora de los conocimientos de la medicina tradicional amazónica?
-La mujer es la primera instancia de atención en salud familiar, ella detecta, diagnostica y aplica los primeros cuidados familiares. Al mismo tiempo, conoce, siembra y enseña sus conocimientos sobre plantas medicinales a sus hijos y preferentemente a las hijas. Creo que esto no se da sólo en la medicina amazónica sino en todos los sistemas médicos tradicionales.
-¿Cuál es el papel de la mujer de la zona donde usted realiza sus prácticas médicas en la prevención de enfermedades?
-Al ser responsable del cuidado familiar, que implica la higiene, modo de vida, alimentación, su rol es fundamental, pues implica un rol de educación desde el nacimiento. La preservación del conocimiento tradicional y de la cultura basados en conceptos o ideologías que se reflejarán en los ‘rituales’ para conjurar el riesgo de enfermar y morir son transmitidos por la madre: rituales de nacimiento y de muerte, forma de parir, de alimentar y de cuidar al niño; la forma de vestirse y de asearse, los cuidados secundarios en caso de enfermedades de la infancia, la alimentación familiar y los tabúes según determinada edad o estado fisiológico, el aseo y arreglo de la casa, los roles en la familia y en la sociedad están íntimamente relacionados con la forma de vida y las necesidades vitales. Toda transgresión implica el riesgo de salir del espacio protegido familiar y conlleva el riesgo de enfermar.
Rosa Giove participa, además, en el Colegio Médico de Perú, donde se ha conformado el Comité de Medicina Tradicional y Alternativa, cuya representación en San Martín está a cargo de la médica. Con el auspicio del Colegio se realizó el Primer Encuentro Médico Macroregional Amazónico en Iquitos en octubre del 2006 siendo uno de los principales ejes el de Etnomedicina Amazónica y Salud Pública.
También integra Forosalud, un movimiento social nacional que promueve el encuentro y discusión en temas de salud, proponiendo políticas de salud y vigilancia social desde la sociedad civil. “En San Martín hemos realizado un diagnóstico participativo de salud, elaborado lineamientos de políticas de salud que hemos posicionado en el ámbito del gobierno regional y trabajamos mediante seis mesas de trabajo, una de las cuales es la de medicina tradicional e interculturalidad”, explica.
“Estos espacios –confiesa Giove- me permiten al mismo tiempo ampliar mis conocimientos en medicina tradicional amazónica mediante el contacto cotidiano con mis pacientes, que utilizan este recurso y que me relacionan con agentes tradicionales como curanderos, sobadores y parteras”.
Ayahuasca e investigación
Takiwasi es el nombre del Centro de Rehabilitación de Toxicómanos y de Investigación de Medicinas Tradicionales que funciona en Tarapoto desde 1992. Trabajan 38 profesionales, entre médicos, psicólogos y voluntarios. Además, hay curanderos de planta para las sesiones con ayahuasca.
En el Centro “me ocupo del seguimiento biomédico de los pacientes, talleres psicoterapéuticos de máscaras y cuentos, así como en el acompañamiento durante las tomas de ayahuasca”, comenta Giove.
Para el tratamiento con personas adictas, que suele durar nueve meses (“una gestación”, matiza Rosa Giove), utilizan distintas plantas de la zona, entre ellas la ayahuasca, una liana considerada la planta “maestra” en la medicina amazónica que conduce a un ‘camino del conocimiento’ y a un proceso de auto-descubrimiento personal y espiritual. Puede producir un estado de conciencia muy lúcido, y visiones que curanderos y psicólogos ayudan a interpretar al paciente.
-El tratamiento que ustedes ofrecen no es una panacea
– Por supuesto que no. El Centro es abierto y creo que eso ayuda a buena parte del éxito en el tratamiento, porque la persona tiene que estar motivada. No estoy de acuerdo con esos lugares en donde se captura y se mete a la gente a la fuerza. Si la persona no quiere curarse, no lo va a hacer.
Personas de todo el mundo, fundamentalmente de Europa, llegan a Takiwasi buscando una solución a su problema de adicción.
-¿Y si alguna persona no puede pagar el tratamiento?
-El Centro acoge como máximo grupos de 15 pacientes, y el que no paga es aceptado igual, y nos sostenemos con el dinero del extranjero que puede pagar. Algunos peruanos pagan el mínimo, pero si no tienen dinero no es impedimento para tratarlos, es una cuestión de principios.
La zona fue centro de operaciones del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru hasta los ’90 y con el fin de la guerrilla, lugar de narcotráfico y producción de cocaína. Según la médica nunca fueron molestados por estos sectores “porque al narcotráfico le interesa ganar plata en cantidad, no le interesan los consumidores locales. Entonces que haya un Centro para drogadictos, que en su mayoría son pacientes indigentes, no les interesa para nada”.
Giove quiere “contribuir a fortalecer los espacios de intercambio e investigación en medicina tradicional y sobre todo a demostrar que la articulación de ambos sistemas médicos, el oficial o moderno y el tradicional no es una utopía sino una necesidad. Por ello la participación en espacios de discusión y propuesta, ir formando redes de personas e instituciones con el mismo interés, a nivel nacional e internacional es parte de esta tarea”.